SEMANA DE MAYO DE 1810

TEMA: SEMANA DE MAYO DE 1810

ACTIVIDADES

A) Lee el texto sobre las semana de mayo.

B) Observa el siguiente video sobre los sucesos de la Semana de Mayo.

C)¿Cuáles fueron los Argumentos del debate del Cabildo Abierto del día 22 de mayo?

D)Realiza la línea del tiempo de la semana de mayo.

SEMANA DE MAYO DE 1810

Viernes 18

El 14 de mayo de 1810 había llegado a Buenos Aires la fragata inglesa Mistletoe trayendo periódicos que confirmaban los rumores que circulaban intensamente por Buenos Aires: cayó en manos de los franceses de Napoleón, la Junta Central de Sevilla, último bastión del poder español.

 

El viernes 18 el virrey Cisneros hizo leer por los pregoneros (porque la mayoría de la población no sabía leer ni escribir) una proclama que comenzaba diciendo: «A los leales y generosos pueblos del virreinato de Buenos Aires.» El virrey advertía que «en el desgraciado caso de una total pérdida de la península, y falta del Supremo Gobierno» él asumiría el poder acompañado por otras autoridades de la Capital y todo el virreinato y se pondría de acuerdo con los otros virreyes de América para crear una Regencia Americana en representación de Fernando. Cisneros aclaraba que no quería el mando sino la gloria de luchar en defensa del monarca contra toda dominación extraña y, finalmente prevenía al pueblo sobre «los genios inquietantes y malignos que procuran crear divisiones». A medida que los porteños se fueron enterando de la gravedad de la situación, fueron subiendo de tono las charlas políticas en los cafés y en los cuarteles. Todo el mundo hablaba de política y hacía conjeturas sobre el futuro del virreinato.

La situación de Cisneros era muy complicada. La Junta que lo había nombrado virrey había desaparecido y la legitimidad de su mandato quedaba claramente cuestionada. Esto aceleró las condiciones favorables para la acción de los patriotas que se venían reuniendo desde hacía tiempo en forma secreta en la jabonería de Vieytes. La misma noche del 18, los jóvenes revolucionarios se reunieron en la casa de Rodríguez Peña y decidieron exigirle al virrey la convocatoria a un Cabildo Abierto para tratar la situación en que quedaba el virreinato después de los hechos de España. El grupo encarga a Juan José Castelli y a Martín Rodríguez que se entrevisten con Cisneros.

Sábado 19

Las reuniones continuaron hasta la madrugada del sábado 19 y sin dormir, por la mañana, Cornelio Saavedra y Manuel Belgrano le pidieron al Alcalde Lezica la convocatoria a un Cabildo Abierto. Por su parte, Juan José Castelli hizo lo propio ante el síndico Leiva.

Domingo 20

El domingo 20 el virrey Cisneros reunió a los jefes militares y les pidió su apoyo ante una posible rebelión, pero todos se rehusaron a brindárselo. Por la noche, Castelli y Martín Rodríguez insistieron ante el virrey con el pedido de cabildo abierto. El virrey dijo que era una insolencia y un atrevimiento y quiso improvisar un discurso pero Rodríguez le advirtió que tenía cinco minutos para decidir. Cisneros le contestó «Ya que el pueblo no me quiere y el ejército me abandona, hagan ustedes lo que quieran» y convocó al Cabildo para el día 22 de Mayo. En el «Café de los Catalanes y en «La Fonda de las Naciones», los criollos discutían sobre las mejores estrategias para pasar a la acción

Lunes 21

A las nueve de la mañana se reunió el Cabildo como todos los días para tratar los temas de la ciudad. Pero a los pocos minutos los cabildantes tuvieron que interrumpir sus labores. La Plaza de la Victoria estaba ocupada por unos 600 hombres armados de pistolas y puñales que llevaban en sus sombreros el retrato de Fernando VII y en sus solapas una cinta blanca, símbolo de la unidad criollo-española desde la defensa de Buenos Aires. Este grupo de revolucionarios, encabezados por Domingo French y Antonio Luis Beruti, se agrupaban bajo el nombre de la «Legión Infernal» y pedía a los gritos que se concrete la convocatoria al Cabildo Abierto. Los cabildantes acceden al pedido de la multitud. El síndico Leiva sale al balcón y anuncia formalmente el ansiado Cabildo Abierto para el día siguiente. Pero los «infernales» no se calman, piden a gritos que el virrey sea suspendido. Debe intervenir el Jefe del regimiento de Patricios, Cornelio Saavedra quien logra calmarlos garantizándoles el apoyo militar a sus reclamos.

Martes 22

Ya desde temprano fueron llegando los «cabildantes». De los 450 invitados sólo concurrieron 251. También estaba presente una «barra» entusiasta. En la plaza, French, Beruti y los infernales esperan las novedades. La cosa se fue calentando hasta que empezaron los discursos, que durarán unas cuatro horas, sobre si el virrey debía seguir en su cargo o no. Comenzó hablando el Obispo Lué diciendo que mientras hubiera un español en América, los americanos le deberían obediencia. Le salió al cruce Juan José Castelli contestándole que habiendo caducado el poder Real, la soberanía debía volver al pueblo que podía formar juntas de gobierno tanto en España como en América. El Fiscal de la Audiencia, Manuel Villota señaló que para poder tomar cualquier determinación había que consultar al resto del virreinato. Villota trataba de ganar tiempo, confiando en que el interior sería favorable a la permanencia del virrey. Juan José Paso le dijo que no había tiempo que perder y que había que formar inmediatamente una junta de gobierno.

Casi todos aprobaban la destitución del virrey pero no se ponían de acuerdo en quien debía asumir el poder y por qué medios. Castelli propuso que fuera el pueblo a través del voto quien  eligiese una junta de gobierno; mientras que el jefe de los Patricios, Cornelio Saavedra, era partidario de que el nuevo gobierno fuera organizado directamente por el Cabildo. El problema radicaba en que los miembros del Cabildo, muchos de ellos españoles, seguían apoyando al virrey.

«Modales»

El debate del 22 fue muy acalorado y despertó las pasiones de ambos bandos. El coronel Francisco Orduña, partidario del virrey, contará horrorizado que mientras hablaba fue tratado de loco por no participar de las ideas revolucionarias «… mientras que a los que no votaban contra el jefe (Cisneros), se les escupía, se les mofaba, se les insultaba y se les chiflaba.»

Miércoles 23 

Por la mañana se reunió el Cabildo para contar los votos emitidos el día anterior y elaboró un documento: «hecha la regulación con el más prolijo examen resulta de ella que el Excmo. Señor Virrey debe cesar en el mando y recae éste provisoriamente en el Excmo. Cabildo (…) hasta la erección de una Junta que ha de formar el mismo Excmo. Cabildo, en la manera que estime conveniente”.

Jueves 24 

Se confirmaron las versiones: el Cabildo designó efectivamente una junta de gobierno presidida por el virrey e integrada por cuatro vocales: los españoles Juan Nepomuceno Solá y José de los Santos Inchaurregui y los criollos Juan José Castelli y Cornelio Saavedra, burlando absolutamente la voluntad popular. Esto provocó la reacción de las milicias y el pueblo. Castelli y Saavedra renunciaron a integrar esta junta Muchos como el coronel Manuel Belgrano fueron perdiendo la paciencia. Cuenta Tomás Guido en sus memorias «En estas circunstancias el señor Don Manuel Belgrano, mayor del regimiento de Patricios, que vestido de uniforme escuchaba la discusión en la sala contigua, reclinado en un sofá, casi postrado por largas vigilias observando la indecisión de sus amigos, púsose de pie súbitamente y a paso acelerado y con el rostro encendido por el fuego de sangre generosa entró al comedor de la casa del señor Rodríguez Peña y lanzando una mirada en derredor de sí, y poniendo la mano derecha sobre la cruz de su espada dijo: «Juro a la patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día inmediato el virrey no hubiese renunciado, a fe de caballero, yo le derribaré con mis armas.»

Por la noche una delegación encabezada por Castelli y Saavedra se presentó en la casa de Cisneros con cara de pocos amigos y logró su renuncia. La Junta quedó disuelta y se convocó nuevamente al Cabildo para la mañana siguiente.

Así recuerda Cisneros sus últimas horas en el poder:

«En aquella misma noche, al celebrarse la primera sesión o acta del Gobierno, se me informó por alguno de los vocales que alguna parte del pueblo no estaba satisfecho con que yo obtuviese el mando de las armas, que pedía mi absoluta separación y que todavía permanecía en el peligro de conmoción, como que en el cuartel de Patricios gritaban descaradamente algunos oficiales y paisanos, y esto era lo que llamaban pueblo, (..). Yo no consentí que el gobierno de las armas se entregase como se solicitaba al teniente coronel de Milicias Urbanas Don Cornelio de Saavedra, arrebatándose de las manos de un general que en todo tiempo las habría conservado y defendido con honor y quien V.M las había confiado como a su virrey y capitán general de estas provincias, y antes de condescender con semejante pretensión, convine con todos los vocales en renunciar los empleos y que el cabildo proveyese de gobierno.» 

El 25 de mayo de 1810 

Todo parece indicar que el 25 de mayo de 1810 amaneció lluvioso y frío. Pero la «sensación térmica» de la gente era otra . Grupos de vecinos y milicianos encabezados por Domingo French y Antonio Beruti se fueron juntando frente al cabildo a la espera de definiciones. Algunos llevaban en sus pechos cintitas azules y blancas, que eran los colores que los patricios habían usado durante las invasiones inglesas.

Pasaban las horas, hacía frío, llovía y continuaban las discusiones. El cabildo había convocado a los jefes militares y estos le hicieron saber al cuerpo a través de Saavedra que no podían mantener en el poder a la Junta del 24 porque corrían riesgos personales porque sus tropas no les responderían. La mayoría de la gente se fue yendo a sus casas y el síndico del Cabildo salió al balcón y preguntó «¿Dónde está el pueblo?». En esos momentos Antonio Luis Beruti irrumpió en la sala capitular seguido de algunos infernales y dijo «Señores del Cabildo: esto ya pasa de juguete; no estamos en circunstancias de que ustedes se burlen de nosotros con sandeces, Si hasta ahora hemos procedido con prudencia, ha sido para evitar desastres y efusión de sangre. El pueblo, en cuyo nombre hablamos, está armado en los cuarteles y una gran parte del vecindario espera en otras partes la voz para venir aquí. ¿Quieren ustedes verlo? Toque la campana y si es que no tiene badajo nosotros tocaremos generala y verán ustedes la cara de ese pueblo, cuya presencia echan de menos. ¡Sí o no! Pronto, señores decirlo ahora mismo, porque no estamos dispuestos a sufrir demoras y engaños; pero, si volvemos con las armas en la mano, no responderemos de nada.» Poco después se anunció finalmente que se había formado una nueva junta de gobierno .El presidente era Cornelio Saavedra; los doctores Mariano Moreno y Juan José Paso, eran sus secretarios; fueron designados seis vocales: Manuel Belgrano, Juan José Castelli, el militar Miguel de Azcuénaga, el sacerdote Manuel Alberti y los comerciantes Juan Larrea y Domingo Matheu. Comenzaba una nueva etapa de nuestra historia.

La Junta declaró que gobernaba en nombre de Fernando VII. Así lo recuerda Saavedra en sus memorias «Con las más repetidas instancias, solicité al tiempo del recibimiento se me excuse de aquel nuevo empleo, no sólo por falta de experiencia y de luces para desempeñarlo, sino también porque habiendo dado tan públicamente la cara en la revolución de aquellos días no quería se creyese había tenido particular interés en adquirir empleos y honores por aquel medio. Por política fue preciso cubrir a la junta con el manto del señor Fernando VII a cuyo nombre se estableció y bajo de él expedía sus providencias y mandatos.»

Para algunos era sólo una estrategia a la que llamaron la «máscara de Fernando», es decir, decían que gobernaban en nombre de Fernando pero en realidad querían declarar la independencia. Pensaban que todavía no había llegado el momento y no se sentían con la fuerza suficiente para dar ese paso tan importante. La máscara de Fernando se mantendrá hasta el 9 de julio de 1816.

Pero los españoles no se creyeron lo de la máscara o el manto de Fernando y se resistieron a aceptar la nueva situación.

En Buenos Aires, el ex virrey Cisneros y los miembros de la Audiencia trataron de huir a Montevideo y unirse a Elío (que no acataba la autoridad de Buenos Aires y logrará ser nombrado virrey), pero fueron arrestados y enviados a España en un buque inglés.

Arma la línea del tiempo con los siguientes datos.

20 de noviembre: Día de la Soberanía Nacional

A.-¿Por qué festejamos el Día de la Soberanía Nacional?

El Día de la Soberanía Nacional conmemora la batalla de la Vuelta de Obligado que tuvo lugar el 20 de noviembre de 1845, en un recodo del río Paraná, al norte de la provincia de Buenos Aires.

La fecha recuerda la gesta heroica de los soldados de la Confederación Argentina, liderada por Juan Manuel de Rosas, quienes en inferioridad de condiciones, resistieron la invasión del ejército anglo-francés, que pretendía colonizar los territorios de nuestro país.

El acontecimiento sirvió para ratificar y garantizar la soberanía nacional, implicó la firma de un tratado de paz entre Argentina, Francia y Gran Bretaña, y quedó grabado en nuestra historia como un símbolo de independencia, libertad y unidad nacional.

B) ¿En qué fecha se produjo la batalla de Obligado?

C) ¿Cómo se llamaba la autoridad que decidió rechazar el bloque anglo-frances?

D) ¿Cómo se llamaba el general que dispuso la estrategia en el campo de batalla?

E) ¿Cuál fue el resultado y las estadísticas de la batalla.

LOS CAUDILLOS, LA ERA DE RIVADAVIA Y LA ÉPOCA DE ROSAS

A) Observa el video y toma nota de las fechas y acontecimientos más importantes.

B) Copia el Siguiente texto en tu carpeta

LOS CAUDILLOS

En realidad, la figura del caudillo ya existía en la sociedad colonial y descansaba fundamentalmente en la existencia de relaciones patrón-cliente y en el establecimiento de lazos de fidelidad y lealtades personales a cambio de seguridad y determinadas prebendas. El historiador inglés John Lynch considera que el surgimiento del caudillismo se apoyó en una base conformada por la inexistencia de reglas formales; la competencia política dirimida a través de conflictos armados; y una sociedad bipolar de terratenientes y peones, entrelazados por relaciones clientelares. En ese estado, el personalismo reemplazó a la ley, la violencia se tornó la forma aceptable de dirimir conflictos políticos, pero la estructura social se mantuvo inalterable, protegida por el caudillo. La principal diferencia con el pasado está en que los caudillos coloniales no tenían una sociedad militarizada, lo contrario de lo ocurrido tras las guerras civiles y de independencia. La ruralización y militarización constituyeron a los caudillos en protagonistas típicos de la Argentina del siglo XIX. Al mismo tiempo, la inestabilidad política y el debilitamiento del poder central revalorizaron su figura, convertidos por las circunstancias en los principales garantes del orden y de la cohesión social a escala local o regional. La figura del caudillo se manifestó al margen de las opciones políticas o ideológicas de la época, sean federales o unitarios, liberales o conservadores.

¿CUÁLES SON LAS CONDICIONES PARA SER UN CAUDILLO?

Resulta casi imposible establecer una regla precisa para ser un caudillo. Sin embargo, existen algunas características:

  • Tener una base económica sustentable: por más que se le atribuya a los caudillos una imagen gauchesca de corte popular, muchos de ellos poseían amplias propiedades y solían realizar un trabajo incipiente de hacendado. Esto implicaba un caudal económico básico para el mantenimiento de la propia hacienda y de la reinversión.
  • Tener hombres para formar la tropa: desde ya que una condición indispensable para ser un caudillo era tener un peonaje dispuesto a enfrentarse en el campo de batalla y defender la causa del federalismo o del patrón.
  • Tener el apoyo popular: Pese a que no existen demasiadas investigaciones sobre la relación entre la montonera y el caudillo propiamente dicho, suele explicarse esta relación como clientelismo, aunque muchas veces esta idea traiga aparejada un sesgo de tipo ideológico.

ERA DE RIVADAVIA (1820-1829)
A partir de 1819 en el país se fueron definiendo claramente dos tendencias políticas: los federales, partidarios de las autonomías provinciales, y los unitarios, partidarios del poder central de Buenos Aires. Estas disputas políticas desembocaron en una larga guerra civil cuyo primer episodio fue la batalla de Cepeda en febrero de 1820, cuando los caudillos federales de Santa Fe, Estanislao López, y de Entre Ríos, Francisco Ramírez, derrocaron al directorio. A partir de entonces, cada provincia se gobernó por su cuenta. La principal beneficiada por la situación fue  Buenos Aires, la provincia más rica, que retuvo para sí las rentas de la Aduana y los negocios del puerto.

ÉPOCA DE ROSAS (1829-1852)
En 1829 uno de los estancieros más poderosos de la provincia, Juan Manuel de Rosas, asumió la gobernación de Buenos Aires y ejerció una enorme influencia sobre todo el país. A partir de entonces y hasta su caída en 1852, retuvo el poder en forma autoritaria, persiguiendo duramente a sus opositores y censurando a la prensa, aunque contando con el apoyo de amplios sectores del pueblo y de las clases altas porteñas. Durante el rosismo creció enormemente la actividad ganadera bonaerense, las exportaciones y algunas industrias del interior que fueron protegidas gracias a la Ley de Aduanas. Rosas se opuso a la organización nacional y a la sanción de una constitución, porque ello hubiera significado el reparto de las rentas aduaneras al resto del país y la pérdida de la hegemonía porteña.

GUERRAS POR LA INDEPENDENCIA ARGENTINA

A.- Lee el texto «Guerras por la Independencia Argentina».

B.-¿Cómo fué la preparación del Ejercito de los Andes?

C.-En la Línea del Tiempo entre 1815 a 1825 agrega los hechos más importantes del a Campaña Militar de San Martín.

D.-En un mapa de América, identifica los países liberados por San Martín.

E.-Mientras tanto, qué ocurría en las Provincias Unidas.

GUERRAS POR LA INDEPENDENCIA ARGENTINA 1817-1824

El Congreso de Tucumán, reunido por orden del Director interino Álvarez Thomas, nombró nuevo Director Supremo a uno de sus diputados, Juan Martín de Pueyrredón, que marchó a la capital. En el camino se detuvo en Córdoba a discutir con el general San Martín su plan continental y los recursos que debía aportar el Directorio.

En agosto de 1815, San Martín dispuso una leva de voluntarios en Mendoza y San Juan. Al mes siguiente se incorporaron dos escuadrones de Granaderos a Caballo, que habían participado en la guerra civil en la Banda Oriental y que fueron aumentados con gauchos de San Luis. En diciembre de 1815, informaba al gobierno que disponía de 3887 hombres, incluidos unos 700 esclavos libertos.

San Martín encargó al fraile Luis Beltrán –que contaba con 700 hombres a sus órdenes– la fabricación de pólvora, armamentos, municiones y uniformes.

San Martín envió a Chile a José Antonio Álvarez Condarco, director de la fábrica de pólvora, con la excusa de llevar un mensaje, pero este aprovechó el viaje para realizar un plano muy detallado de los pasos de los Andes.

El 1 de agosto de 1816, el director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, decretó que el nombre de la fuerza fuera «Ejército de los Andes», designando como su general en jefe a San Martín, al que el Congreso de Tucumán ascendió al grado de Capitán General, con las facultades políticas y militares necesarias. San Martín delegó el mando político de Cuyo en el coronel Toribio de Luzuriaga y se instaló con su Ejército en Campamento del Plumerillo, en las cercanías de Mendoza, con el brigadier Miguel Estanislao Soler como jefe de estado mayor.

Pueyrredón envió al nuevo ejército toda la ayuda que pudo, incluyendo refuerzos militares, dinero, alimentos, armas, uniformes y municiones en gran cantidad.​ No obstante, su obstinación en aplastar la resistencia de los federales, especialmente en la provincia de Santa Fe, no le permitió enviar más tropas al frente de los Andes, ya que las necesitó para continuar la guerra civil.

El Capitán General Casimiro Marcó del Pont conocía los planes de San Martín, que era consciente de que nunca podría llevar hasta Chile un ejército tan numeroso como el de su enemigo. Por ello buscó dividir sus fuerzas, haciéndole creer alternativamente que iba a invadir por el sur o por el norte del país.

San Martín se esforzó en conservar un trato amistoso con los caciques pehuenches del sur mendocino, que dominaban los pasos cordilleranos. Sostuvo con ellos un gran parlamento, solicitándoles permiso para cruzar sus tierras hacia Chile, lo que fue aprobado por los caciques. Uno de los jefes indígenas llevó a Chile esa noticia, que pareció confirmar a Marcó del Pont su creencia de que el esperado ataque se produciría por el sur. Las fuerzas realistas en Chile se mantuvieron divididas hasta muy poco antes de la invasión de San Martín.

Por otro lado, algunos activistas mantuvieron en continua alerta al ejército realista por todo el territorio chileno. El más destacado de ellos era un exoficial del partido de los Carrera, Manuel Rodríguez, que recorrió el centro y el sur del país atacando poblaciones, causando desgastantes alarmas en las fuerzas realistas y lanzando panfletos contra el gobierno. También sirvió como espía a favor de San Martín, y como correo entre este y los patriotas chilenos.

José de San Martín: ¿cómo preparó el Cruce de los Andes?

En una proeza única, hace 200 años José de San Martín lideró una proeza única. Con el Ejército de los Andes y en 21 días, atravesaron más de 500 kilómetros de montañas, vencieron a los realistas en Chacabuco y liberaron Chile.

“Solo quien haya cruzado la cordillera puede formarse una idea de lo que fue realizar esa hazaña en 1817, llevar un ejército de 5423 hombres, con 9280 mulas, 1600 caballos y 16 piezas de artillería, además de vituallas, forrajes y municiones por sendas más que caminos. A lo que hay que añadir la escasez de agua, en algunas ocasiones y el exceso en otras, los fríos intensos de noche y en pleno día el mal de montaña o soroche, la falta de pastos para el ganado y de leña para hacer fuego (…) Es una proeza que raya en la esfera de lo impracticable, de lo imposible”, dice el historiador Guillermo Furlong en su libro El paso de los Andes. La epopeya alcanza una dimensión mayor si e suma el hecho de que el camino se hizo guerreando contra las avanzadas enemigas y que, cuando la tropa terminó de atravesar las montañas, los hombres debían estar listos para combatir.

El estratega genial

En 1814, José de San Martín se instaló en Mendoza para “Preparar un ejército pequeño y bien disciplinado para pasar a Chile y acabar allí con los godos, apoyando un gobierno de amigos; aliando las fuerzas pasaremos por el mar para tomar Lima”, describió. El proyecto contemplaba el recorrido hacia Chile de seis columnas con objetivos diferentes: algunos debían liberar provincias, otras confundir al enemigo, y por supuesto una de ellas iba a liderar el ataque principal para ocupar la capital chilena. Era un gigantesco rompecabezas cuya pieza principal era la cuesta de Chacabuco donde estaba previsto que podía desarrollarse la batalla definitiva. El secreto era otro de los elementos esenciales del plan ya que solo San Martín y unos pocos allegados sabían cuáles eran los pasos a seguir. Sigilo, astucia, rapidez, planificación y creatividad son los elementos que el Libertador ejecutó en el momento preciso gracias a su genialidad como estratega y militar.

De hombres a héroes

Cuando llegó a Mendoza, San Martín encontró una provincia sin defensas y con escaso presupuesto. Frente a este nuevo escenario creó un pequeño Estado en Cuyo. Toda la población debía entregar sus riquezas, sus horas de trabajo y sus hombres para la lucha que se avecinaba. Una de sus primeras medidas fue recortar el presupuesto de todas las áreas, excepto la de educación y establecer distintos impuestos según los bienes de cada persona. Como gobernador impuso la vacuna antivariólica, fundó una biblioteca pública y el primer colegio secundario, fomentó la industria y embelleció la ciudad.

Como estratega, instaló su campamento militar en El Plumerillo, a ocho kilómetros de la capital. San Martín apenas contaba con 30 soldados y 900 milicianos; para formar el Ejército de los Andes ordenó el reclutamiento de todos los varones cuyanos entre 14 y 45 años, así logró alistar a 3778 soldados, 1392 auxiliares que estaban bajo el mando de tres generales, 28 jefes y 207 oficiales. Los esclavos, que prefirieron luchar antes de seguir sometidos, se constituyeron en el elemento central de la infantería. Aproximadamente el 40 por ciento del ejército estuvo constituido por los batallones de libertos. La mitad de ellos fueron reclutados en Cuyo por San Martín, que se los compró a los hacendados y a las órdenes religiosas, que eran los grandes esclavistas de la época, y la otra mitad la remitieron desde Buenos Aires. La tropa además estaba integrada por soldados del Ejército del Norte, del Litoral y del Regimiento de Granaderos a caballo, también había chilenos y hasta un grupo de voluntarios ingleses.

En El plumerillo, la instrucción militar consistía en ejercicios individuales (manejo de las armas, por ejemplo) y tácticas grupales (marcha, despliegue en la batalla). El entrenamiento duraba ocho horas, cuando terminaba los hombres debían preparar sus armas, monturas y arreglar su ropa. Pero un ejército además necesita armamento y para fabricarlo se precisaban toneladas de hierro. Los cuyanos donaron caños, rejas, cadenas y hasta ollas, también se fundieron las campanas de la mayoría de las iglesias. Con la ayuda de fray Luis Beltrán, San Martín creó la fábrica de pólvora, la armería, el batán para la fabricación de ropa y hasta una veterinaria para atender a los animales que irían al cruce. Para transportar los pertrechos, la pólvora se fraccionaba en barriles de 100 kilos y la harina en sacos de 105 kilos, pero como las mulas podían llevar un peso de 60 kilos hubo que construir cajones de madera y cuero para distribuir la carga. Los 22 cañones se transportaban atados sobre el lomo de las mulas y las ruedas, a los costados.

El 24 de enero de 1817San Martín partió hacia el macizo andino. El cruce se hizo por seis pasos diferentes, el Libertador condujo el grueso de la tropa por la ruta de Los Patos y franqueó alturas de 5000 metros; como sus soldados lo hizo montado en una mula, el mejor animal para andar en la montaña. Además, aquejado por una úlcera, en ciertos tramos fue transportado en camilla. De los animales que partieron, sobrevivieron poco menos que la mitad. La tropa soportó el clima cordillerano con temperaturas que durante el día alcanzaban los 30° y a la noche descendían hasta -20°. Como en la alta montaña no había leña se transportaron algunas cargas de ramas, para entrar en calor se quemaba bosta y de noche no se encendían fogatas para no alertar al enemigo. El alimento básico era el guiso “valdiviano” con charqui (carne seca), grasa, sal, ají y cebolla cruda, y se les entregaba un poco de vino y aguardiente para apaciguar el cansancio y el frío

Tiempo de valientes

El 10 de febrero, el Ejército de los Andes pisó tierra chilena, dos días después y sin tener tiempo para descansar, vencieron a los realistas en la batalla de Chacabuco. La operación fue descomunal y la clave del triunfo fue que San Martín era totalmente consciente de que debía lograr la unión de sus soldados para asegurar el éxito de su empresa. Por eso, el Cruce de los Andes se encuentra al nivel de las máximas hazañas de la historia no solo argentina sino también universal.

CONSTITUCIÓN ARGENTINA DE 1819

El 22 de abril de 1819 el Congreso de las Provincias Unidas, que en 1816 proclamó la independencia, promulgaba en Buenos Aires la primera Constitución argentina, que sería jurada el 25 de mayo siguiente. De carácter unitario, la Constitución despertó el enojo de las provincias, celosas de su autonomía y aceleró el surgimiento de un grupo heterogéneo de caudillos, que se transformó en el sostén de las ideas republicanas y federales enfrentadas a los intereses porteños. A continuación, transcribimos fragmentos del libro Historia de Belgrano, de Bartolomé Mitre, sobre la Constitución de 1819.

La Constitución Argentina de 1819 fue el proyecto de constitución aprobado ese mismo año por el Congreso de Tucumán, trasladado a Buenos Aires dos años antes. Por su naturaleza unitaria, provocó el rechazo de las provincias, y los caudillos federales se enfrentaron al Directorio de José Rondeau, batiéndolo finalmente. Con todo, parte del articulado se refundió en el siguiente proyecto, la Constitución argentina de 1826, y a través de ella en la Constitución argentina de 1853.

INDEPENDENCIA ARGENTINA. EL CONGRESO DE TUCUMÁN

A.- Lee el siguiente texto.

EL CONGRESO DE TUCUMÁN Y SUS DECISIONES

El fracaso de no sancionar la independencia y una constitución acrecentó las diferencias entre los que buscaban manejar el comercio exterior del nuevo País y los representantes de las provincias  que buscan defender sus economías del libre comercio propuesto por Buenos Aires. En el año 1915, el Director Supremos, convocó a los representantes de a un nuevo congreso que declare la independencia y sancione una constitución. Así, el 9 de julio de 1816 se declara la Independencia de la Argentina. Ésta situación se realiza bajo la amenaza militar en todas sus fronteras por parte de los ejércitos de Fernando VII. También, San Martín, presionaba porque necesitaba la declaración de independencia como justificativo legal. San Martín consideraba que sólo un pueblo libre podía ayudar a otro a hacerlo.

Durante el Congreso de Tucumán se puedo sentir con más fuerzas la división entre el poder de Buenos Aires que quería centralizar las decisiones y el grupo de las provincias que veían la apertura económica como una amenaza a sus economías y restricciones a sus poderes políticos. Por lo tanto, al momento de elegir una forma de gobierno no se pusieron de acuerdo. De esta manera comienza a profundizarse las diferencias entre Buenos Aires y el interior.

B.-¿Cuáles fueron los motivos por los que se convocó al Congreso de Tucumán?

C.-¿En qué contexto se declara la Independencia?

D.-¿Cuál es el motivo por el cual no se redactó  una Constitución?

ASAMBLEA DEL AÑO XIII

A) Lee el texto sobre la Asamblea del Año XIII y luego observa el video.

B) Explica cuál era la finalidad por la que se convocó.

C) ¿Cuáles fueron los objetivos que se cumplieron y cuáles no?

La Asamblea del Año XIII, también conocida como Asamblea General Constituyente y Soberana del Año 1813, fue un congreso de diputados de las Provincias Unidas del Río de la Plata convocado por el Segundo Triunvirato, que sesionó en Buenos Aires desde el 31 de enero de 1813 hasta el 24 de enero de 1815. Sus objetivos eran que los representantes de los pueblos libres reconocieran la soberanía del pueblo, proclamaran la independencia de las Provincias Unidas y redactaran una constitución que definiese el sistema institucional del nuevo estado. Si bien estas dos últimas finalidades no se cumplieron, la asamblea estableció una importante cantidad de reformas en las instituciones rioplatenses y entre otras medidas estableció la celebración del 25 de mayo como fiesta cívica, eliminó la imagen de Fernando VII de las monedas y documentos oficiales, declaró el principio de la soberanía del pueblo, encargó la composición de un himno nacional, dictó la libertad de vientres de las esclavas, suprimió los títulos de nobleza, derogó el servicio personal de los indios, abolió la Inquisición, suprimió la práctica de la tortura y proclamó la libertad de prensa.

Día de la Tradición: qué se celebra el 10 de noviembre

La fecha recuerda el nacimiento del autor del “Martín Fierro”, la obra cumbre de la literatura gauchesca argentina.

Cada 10 de noviembre, en la Argentina se celebra el “Día de la Tradición”, en homenaje al escritor José Hernández, autor del inmortal Martín Fierro, obra cumbre de la literatura que, en verso, relata la vida del gaucho en el país, su estilo de vida, sus costumbres y sus códigos de honor.

La idea de institucionalizar un día que conmemorara las tradiciones gauchas surgió del costumbrista, periodista y poeta Francisco Timpone, que la propuso en la noche del 13 de diciembre de 1937, en una reunión de la Agrupación Bases, institución que buscaba homenajear y celebrar las costumbres gauchescas en la provincia de Buenos Aires.

Dos años más tarde, su propuesta se hizo oficial. Cuando el Congreso Nacional aprobó la Ley Nº 4756, cuyos autores, Edgardo J. Míguenz y Atilio Roncoroni reconocieron el pedido del mencionado grupo.

Finalmente, en 1975, el Congreso decidió extender el feriado para todo el territorio nacional, a la vez que declaró a la ciudad de San Martín, en la provincia de Buenos Aires, como la Ciudad de la Tradición, por ser el pueblo natal de Hernández.

El Martín Fierro fue un pilar de la literatura argentina. (Foto: Telam).
El Martín Fierro fue un pilar de la literatura argentina. (Foto: Telam).

En esta fecha, en todo el país se realizan festivales dónde se celebra la identidad argentina. Suelen haber jineteadas, comidas típicas, músicos y desfiles en los que se muestran las distintas tradiciones y costumbres que fueron dando forma al ser argentino.

Qué significa la palabra tradición

El término tradición refiere a “donación” o “legado”, y abarca el conjunto de costumbres que suelen transmitirse de generación en generación. La tradición de un país incluye su cultura popular, el gran acervo de música, comidas, juegos, actividades y muchas otras costumbres de cada una de sus provincias o regiones.

En el caso de la Argentina contiene en sí un amplio abanico de costumbres relacionadas con la vida de campo como el mate, el asado, la música folclórica, la doma de caballos, la artesanía a base de plata y metales, el trabajo agrícola y la pintura costumbrista. Sin duda alguna, todos ellos forman parte de lo que nos identifica como país frente al resto de las naciones del mundo.

Quién fue José Hernández

José Hernández nació el 10 de noviembre de 1834, en los caseríos de Perdriel, en la chacra que su tío Juan Martín de Pueyrredón tenía en los pagos de la localidad bonaerense de San Martín. Hijo de Isabel Pueyrredón y de Rafael Hernández, que murió fulminado por un rayo, tuvo dos hermanos: Rafael y Magdalena.

De una inteligencia asombrosa, a los 4 años comenzó a leer y a escribir, mientras que a los 12 años sus padres se mudaron al sur de la provincia de Buenos Aires, donde, rápidamente, se familiarizó con las faenas rurales y con las costumbres del gaucho. Una grave enfermedad durante su adolescencia lo obligó a vivir en las pampas, en donde no tardó mucho en adaptarse e interiorizarse con el estilo de vida de los gauchos del lugar.

A los 19 años, ingresó en el ejército donde participó en la represión del levantamiento del coronel Hilario Lagos contra el gobierno de Valentín Alsina. El 8 de junio de 1859 se casó con Carolina González del Solar, con quien tuvieron ocho hijos: Isabel Carolina, Manuel Alejandro, María Mercedes, Margarita Teresa, Juan José, María Sofía, María Teresa y Carolina.

Estampilla que homenajea a José Hernández.
Estampilla que homenajea a José Hernández.

FORMAS DE TRABAJO EN LA COLONIA

Actividades

a) Observa el siguiente video.

b) Lee el texto atentamente.

c) Busca y registra en el glosario el significado de las palabras que aparecen en negrita.

d) Realiza un cuadro sinóptico de las formas de trabajo en América en la época de la conquista.

 

LAS MODALIDADES DE TRABAJO EN LA COLONIA

La llegada de Colón a América y el emplazamiento de las primeras autoridades condujo a los primeros incidentes con los aborígenes. El hecho de haber encontrado metales preciosos (plata, en las islas del Caribe). A partir de esto, los españoles, comenzaron a someter a los pobladores del lugar y obligarlos a extraer dichos metales.

Posteriormente, el haber encontrado en México la mayor mina de plata al igual que en Perú determinó el accionar de los conquistadores. Hernán Cortéz desplegó diferentes tipos de estrategias para someter a los Aztecas. Y Francisco Pizarro, en Perú, engañó y asesinó al emperador Inca con el sólo objetivo de someter al pueblo y saquear las riquezas de los incas.

La conquista territorial sólo marcó el comienzo de los abusos cometidos por los españoles. Éstos abusos tomaron forma legal cuando se organizaron a través de diferentes Sistemas de Trabajo como: la Encomienda, la Mita y el Yanaconazgo. 

La Mita es un servicio público de carácter obligatorio, en donde el Corregidor destina mano de obra para trabajar un periodo determinado en alguna actividad, generalmente en labores temporarias o para zonas con poca población autóctona. Se utilizaba mucho en la minería, los obrajes y las actividades agrícolas puntuales, como la siembra o cosecha. Cuando se terminaba el plazo o la labor, el indígena regresaba a su vida cotidiana.

El Yanaconazgo tiene similares características, pero en realidad no resulta así. El responsable de una determinada cantidad de mano de obra destinada a una actividad es el cacique, quien cubre una cuota de trabajadores a cambio de un pago. En un principio, esto funciona, pero la mortandad y los indios escapados de su cacique, provoca injusticias con los que quedan, y generalmente deriva en revueltas internas en las poblaciones.

La Encomienda es la repartición más generalizada en la colonia hispana. Se aplica a latifundios que contienen población propia, donde se llevan a cabo actividades variadas pero continuas. Los nativos de una propiedad son encomendados a su encargado (a cargo de tierras del rey o propietario), y éste aplica el sistema de doctrina.

 

12 de octubre, qué pasó y por qué se celebra el Día del Respeto a la Diversidad Cultural.

A) Lee el texto y responde las siguientes preguntas.

B) Busca en el diccionario las palabras desconocidas.

C) ¿Qué pasó un 12 de octubre.

d)¿Por qué se celebra el Día de la Diversidad?

Anteriormente conocido como «Día de la Raza«, el 12 de octubre, es una fecha utilizada para promover la reflexión histórica acerca de los derechos de los pueblos originarios.

Fue conocido como Día de la Raza. En otros países es conocido como «El Día de Colón» o «Columbus Day«, y en la actualidad en argentina el 12 de octubre es Día del Respeto a la Diversidad Cultural.

El 12 de octubre es la fecha en el país para promover la reflexión histórica y el diálogo intercultural acerca de los derechos de los pueblos originarios.

En el año 2010 el Poder Ejecutivo Nacional envió al Congreso un proyecto de ley para modificar el nombre de Día de la Raza por Día del Respeto a la Diversidad Cultural Americana.

Pasó a llamarse Día del Respeto a la Diversidad Cultural, luego de que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmara el decreto 1584. «Se modifica la denominación del feriado del día 12 de octubre, dotando a dicha fecha de un significado acorde al valor que asigna nuestra Constitución Nacional y diversos tratados y declaraciones de derechos humanos a la diversidad étnica y cultural de todos los pueblos», se lee en los considerandos.

Hasta entonces, el 12 de octubre se conmemoraba el Día de la Raza. En todos los países hispanoamericanos se recuerda en esa fecha, la llegada al continente americano de la expedición liderada por Cristóbal Colón.

El uso del término «raza» fue descartado por razones científicas, políticas y culturales .El concepto tuvo lugar en el siglo XVIII. La discriminación racial residía en asociar determinadas características físicas a determinadas características culturales.

Actualmente con el nombre de Día del Respeto a la Diversidad Cultural Americana, se busca promover desde distintos organismos una reflexión permanente acerca de la historia y encaminar hacia el dialogo para una diversidad cultural, como también allí están en pie la promoción de los Derechos Humanos de nuestros pueblos originarios, como lo marca la Constitución Nacional en su articulado sobre la igualdad de las personas, dándole la garantía del respeto a la identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural.

ALIMENTACIÓN DE LOS GUARANÍES

Los guaraníes cosechaban variedad de plantas, siendo la más importante, el maíz, también cultivaban mandiocas, batatas, zapallos, porotos, maníes, ananás y papayas, bananas y probablemente, sandías y cañas de azúcar. Además, cultivaban otros vegetales, pero no para consumo propio sino porque les eran útiles para otras cosas, como el algodón que lo usaban para tejer.

Además de lo que conseguían con sus cultivos, sacaban otros alimentos de la selva, como frutos silvestres, palmitos, semillas, huevos de ave, miel de avispas y algunos insectos, que los comían fritos, y entre las plantas más importantes estaba la yerba mate.

Los guaraníes fueron los inventores de la costumbre de tomar mate, que pasó a otra gente de la Argentina. También comían pecaríes, tapires, carpinchos, nutrias, osos hormigueros, comadrejas, coatíes, ciervos, tortugas, iguanas, yacarés y un montón de aves, que conseguían cazando. Y peces como bagres, anguilas, pirañas y tarariras, que conseguían pescando.