LA ALIMENTACIÓN DE LOS COMECHINGONES

¿Qué comían los comechingones?

Su nutrición se fundamenta primordialmente en los productos que cosechan, cazan y recogen como son el maíz, porotos, zapallos y papas, la algarroba y chañar que medra naturalmente en la zona y la carne de corzos, vizcachas, llamas, zorros, liebres e iguanas.

La alimentación de esta etnia nativa argentina que residía en la zona serrana de Córdoba, no difería demasiado de aquellas que tenían los demás grupos aborígenes, cambiando de acuerdo al clima de la región: los camélidos (entre los que se encontraban vicuñas, llamas y alpacas) les servían como carne y leche; además de las aves, huevos y frutos silvestres.

Los comechingones son recordados como “algo vagos”, pero nadie analiza que si no se esforzaban demasiado por conseguir su propio sustento, ello se debía a que esta tierra les proveía de casi todo; y si no lo tenían servido en la mano, era escaso el esfuerzo que debían hacer para obtenerlo… como las conanas y los morteros que encontramos en Río de los Sauces (en las serranías cordobesas) con las que molían los granos de maíz.

Entre los mamíferos salvajes se encontraban corzuelas, las que atravesaban las pampas y sierras de a docenas, liebres, peludos, venados, pumas, cerdos salvajes… también estaban las cientos de serpientes, y las miles de aves.

Con respecto a los pájaros, un historiador de esa época decía que las palomas eran tantas, que si uno batía palmas frente a un bosque, el ruido que las aves provocaban al levantar vuelo era tan formidable, que se asemejaba a un poderoso trueno.

Los ñandúes eran muy codiciados porque su carne era exquisita y podían utilizar todas sus partes, como los tendones para coser o la piel del cogote para hacer bolsas donde guardar alimentos o artículos varios. Y al existir tantos pájaros, los huevos eran muchos.

Y sus verduras eran los porotos, papas, patatas, maníes, el maíz (que cultivaban en lotes con riego artificial) zapallos, y la fabulosa quinoa de la que extraían sus hojas para hacer ensaladas o hervidos, y sus semillas para ser utilizadas como el arroz. Además consumían los frutos que crecían salvajes: tala, molle, chañar, higos, duraznos, algarrobas… y la exquisita miel, golosina de golosinas. Con el fermento del fruto del algarrobo negro fabricaban una bebida alcohólica llamada aloja, y con el algarrobo blanco hacían una bebida no alcohólica refrescante y rica llamada añapa. Moliendo las chauchas de dicha planta elaboraban una harina con la que hacían el pan dulzón llamado patay.

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