a) Lee el texto «Las viviendas indígenas y sus cambios#.
b) Anotamos las palabras desconocidas y las agregamos al glosario junto con sus significados.
c) ¿Qué tipos de materiales utilizaban los aborígenes para la construcción de sus edificios?
d)¿Cómo era la vivienda más típica de los Comechingones?
e) Dibuja los diferentes tipos de viviendas.
Las viviendas indígenas y sus cambios
De los toldos a las casas de material (Parte 1)
Muchos de los pueblos indígenas de la Patagonia vivían en toldos antes de su sometimiento por parte del Estado. Eran viviendas transportables y funcionales a la lógica de ocupación del espacio que tenían los indios, con migraciones estacionales.
¿Qué sabemos de los toldos? Existen muchas descripciones de funcionarios y viajeros de la época de convivencia en las fronteras, como también recuerdos de ancianos cuyos abuelos habían vivido en tolderías. Los toldos eran tiendas de pieles transportables que consistían en una gran cubierta de cueros tendidos sobre un armazón de dos o más caballetes paralelos. Estos últimos puestos en un orden de altura decreciente desde la entrada (el más alto), hasta el fondo de la casa (el más bajo). El funcionario Antonio de Viedma contaba en sus memorias que las puertas de los toldos siempre daban hacia el este y parecían una cueva ovalada.
Las tolderías estaban habitualmente organizadas por familias separadas unas de otras. La estadía en un asentamiento podía durar varios meses y por lo general eran estacionales. Dentro de los toldos se realizaban una amplia variedad de actividades. La división de trabajos por sexos llevó a las mujeres a encargarse del transporte, armado y desarmado de los toldos. Asimismo, se ocupaban de los tejidos. Los mismos fueron cobrando cada vez mayor importancia en las economías indígenas a medida que se tornaba más estrecha la relación con el criollo.
Los hênîa – kâmîare fueron una cultura que vivió en las actuales sierras situadas entre las provincias de Córdoba y San Luis, en la Argentina. Tuvieron una interesante mitología, un gran desarrollo del telar y sobre todo de la pintura rupestre. Sus viviendas los hicieron célebres, ya que sus eternos enemigos – los Sanavirones – los bautizaron como “k’mchingones”, que significa ‘vizcacha’ o ‘habitante de cuevas’, en referencia justamente a sus particulares viviendas.

Éstas eran construidas de piedra semisumergidas en las sierras o cavadas en tierra y cubiertas con madera de paja. La elección de los materiales y su ubicación protegida fue muy apropiada para vivir cómodamente porque mantienen el calor durante el invierno y resultan frescas en verano. Son más bien bajas y la mitad está por debajo del nivel del terreno. Se ha observado a partir de restos arqueológicos que algunas familias cambiaban de vivienda de acuerdo con la estación. En verano dejaban las semisumergidas para ubicarse en otras mucho más abiertas, construidas totalmente sobre la superficie.

En el centro de la habitación reinaba el fogón para cocinar y calentar el ambiente. Para entrar o salir, utilizaban una rampa.
Un curioso aporte han dejado los “Comechingones”: la llamada «tonada» cordobesa (de Córdoba, Argentina) o «cantito» que se caracteriza por la extensión como canturreada de las vocales. Esta tonada o acento del castellano hablado en la Córdoba argentina, a inicios de siglo XIX se encuentra principalmente, muy marcado en las zonas montañosas, aunque es frecuente en la mayor parte de las provincias argentinas de Córdoba y San Luis.

Podés conocer y ver estas construcciones recreadas en el Parque temático Yucat: http://bit.ly/1v0iFZE