TODOS LOS ALUMNOS DEL SEGUNDO CICLO SE ENCUENTRAN TRABAJANDO CON LOS CUENTOS DIGITALES
Hola, en la áreas de literatura y computación estamos haciendo Digi Cuentos. Para los que no lo conocen es una mezcla de literatura y de computación. Este proyecto empezó en la Universidad Nacional de Río Cuarto. El mismo se está realizando en la escuela desde el año pasado a cargo del Profesor Fernando Dehaes y los docentes pertenecientes al área de Computación, siendo éste año el Profesor Pablo Jeremías Ramírez Rigo el encargado de dicha área en reemplazo de Claudia Pedruzzi.
Los cuentos tienen en este caso la característica de romper con la linealidad en el relato dejando al lector tomar decisiones en cuanto al transcurso de la historia y la suerte de los personajes. Elejir tu propia aventura no es solo un formato sino permitir a quien lee la posibilidad de influir sobre la historia que se cuenta e interactuar de manera más profunda con el texto obligando a realizar constantes anticipaciones y corroboraciones como opciones tenga el cuento. En este caso se presenta un cuento de aventura titulado «El vuelo 666» cuyos autores son: Agustina Chiaramelo, Isabel Gaitan, Octavio Zuccaro y Alexis Fernandez. En esta ocasión este grupo ha realizado una profunda reflexión sobre la condición de las personas y la forma de actuar y decidir bajo condiciones de vida adversas. Se espera que los lectores del mismo luego realicen comentarios expresando su impresión, es decir, qué sintieron al momento de su lectura.
El Cuento es medio largo pero es super interesante….
El vuelo 666

La fiesta
Eran los últimos días de clases, ya casi estábamos por egresar e ir a la universidad. A mitad de año ya teníamos previsto el viaje de egresados solo con chicos , decidimos ir a la islas Netsis, lugar donde siempre existieron tribus aborígenes pero según lo que nos dijeron ya no habitaban más. 3 días después de la fiesta a las 23 hs.
Salía nuestro vuelo a las islas, viajábamos 10 personas y cuando ya estábamos arriba del avión, hubo una demora de aproximadamente 2 horas debido a problemas en las turbinas del avión.
Cuando nos informaron que el avión estaba en condiciones de viajar, nos ubicamos y nos abrochamos los cinturones de seguridad para un despegue seguro. Luego, nos desabrochamos y empezamos a hablar, conocimos a tres personas, dos turistas y un biólogo que iba a estudiar el lugar.

El avión Focker 101 Foxtrox
Al apagarse las luces ya casi todos estaban dormidos, Alexis sintió un ruido extraño y despertó a Octavio, rápidamente empezamos a despertar a todos los que podíamos, pero fue demasiado tarde, el avión se estrello y solo lograron asegurarse la mitad de los pasajeros. Desesperados, tratamos de encontrar la mayor cantidad de personas vivas afortunadamente sobrevivimos todos, excepto el piloto y el copiloto que fueron los primeros en recibir el impacto. Pero cuando entramos en conciencia, no entendimos como caímos en tierra firme, si en realidad íbamos a una isla, tuvimos suerte de no caer en el mar, pero en ese lugar no había absolutamente nadie.
La isla en la que caímos tenía una selva espesa y era muy fácil perderse, lo peor era que no teníamos agua ni alimentos, entonces no separamos en 2 grupos de 5; Alexis, Octavio, el biólogo Miguel y los otros dos turistas José y Sebastián. El otro grupo eran todos nuestros otros compañeros del colegio. El plan era no alejarse mucho para poder encontrarnos en el lugar de inicio. Cuando nos separamos del otro grupo, no supimos nada más de ellos pero gracias a la lluvia del día anterior la tierra estaba húmeda y se marcaban las huellas. Caminamos hacia el Sur 2 km y solamente recolectamos unos cocos y algunas bananas, pero por lo menos alcanzaba para sobrevivir algunos días más. Seguimos avanzando unos metros más pero nada, tuvimos que volver porque el sol se estaba escondiendo.

En medio de la selva
A mitad de camino, José encontró un pasaje entre los árboles, nos acercamos y había huellas de personas descalzas, seguimos el camino y encontramos una tribu indígena, afortunadamente el biólogo sabia hablar el mismo idioma que ellos les pregunto donde estábamos y ellos nos explicaron que era la isla de Túpac, el Dios de los aborígenes de ese lugar. Según el biólogo, lo mejor era volver a donde nos teníamos que encontrar con los otros chicos, la información que teníamos era muy útil. Llegamos a donde nos íbamos a encontrar y no había nadie, dimos algunas vueltas alrededor del lugar pero nada. Esperamos media hora más pero no llegaron. Oscureció y rápido armamos carpas con hojas y madera de bambú.

Casas aunque precarias permitieron tener un reparo durante las noches
Deciden volver con los indios Parte 1
Deciden ir a buscar a sus compañeros perdidos Parte 2

Parte 1
Nos levantamos a la mañana ya casi era medio día, decidimos volver con los indios, pensando en cuando los iban a rescatar de la isla. Llegamos al lugar donde estaba la tribu y nos encontramos con los cinco compañeros perdidos, nos quedamos con la tribu por que tenían recursos para sobrevivir, nos enseñaron a pescar y a cazar aprendimos a sobrevivir. Además aprendimos a sembrar en la tierra de la isla y a hacer artesanías. Los indios nos contaron que vivían hace cientos de años de la isla, se adaptaron a vivir allí y a sobrevivir día tras día en esa isla. Nos dimos cuenta que esa isla no es conocida y por lo tanto era imposible que nos encuentren.


Parte 2
Hoy, nos levantamos temprano, el sol recién estaba saliendo, comimos algo y tipo 15 hs, salimos a recorrer la selva en busca de nuestros amigos. Caminamos 1 km y ya no sabíamos donde estábamos. Seguimos caminando pero no hubo señales de nuestros compañeros. Nos acostamos en el medio de la nada. Fue muy difícil dormirnos debido a ruidos constantes que se escuchaban, pero finalmente lo logramos, esta vez dormimos hasta tarde. Nos quedaba un día mas de búsqueda, salimos caminando sin rumbo, caminamos y caminamos hasta que nos dimos cuenta que estábamos dando vueltas en circulo por los mismo lugares.
Nos empezamos a desesperar y a alucinar cosas por la falta de agua y alimentos. Esa noche fue la peor de nuestras vidas, dormimos mal y sin agua ni alimentos. Al despertar los 2 turistas José y Sebastián no estaban, no asustamos mucho y salimos a buscarlos esta vez no fue por el mismo camino que siempre, sino que este nos dio la salida al mar, pero como sabíamos que en esta isla no había absolutamente nada además de una tribu indígena, no quedaban esperanzas de que nos encuentren. El biólogo empezó a mirar por sus binoculares que había traído para estudiar la naturaleza de las otras islas, y a lo lejos diviso una cosa blanca, primero pensamos que estaba viendo cualquier cosa, pero poco a poco esta mancha blanca que había en el mar se hacia mas grande y empezaba a tomar forma. Gritamos pero de nada sirvió. Detrás de los arboles salió José y Sebastián que escucharon nuestros gritos y se acercaron para ver que pasaba, en sus manos llevaban palos para hacer una fogata, José aprendió de niño como hacer fuego y prendimos palos y luego le agregamos hojas para que se genere humo. Esa cosa blanca seguía acercándose, Alexis tomo los binoculares y grito: ¡un barco! Emocionados empezamos a abrazarnos porque pensamos que nunca más nos iban a rescatar. Nos subimos al barco y nos llevaron hasta la Isla Isabela, la mas poblada en ese territorio, ahí estuvimos unos días en el hospital y descansando, nos tomamos un avión hasta Buenos Aires y de ahí, un colectivo a Río Cuarto, nuestras familias se habían enterado de que el avión cayó en el mar, pero la información era incorrecta. Les contamos nuestra aventura en las Islas Netsis y no lo podían creer…

Autores: Agustina Chiaramelo, Isabel Gaitan, Octavio Zuccaro y Alexis Fernandez.
6to Grado B
Digi Cuentos
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