SOLO LE PIDO A DIOS
Sólo le pido a Dios
que el dolor no me sea indiferente,
que la reseca muerte no me encuentre
vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.
Sólo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente,
que no me abofeteen la otra mejilla
después que una garra me arañó esta suerte.
Sólo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente,
si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden fácilmente.
Sólo le pido a Dios
que la guerra no me sea indiferente,
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente.
Sólo le pido a Dios
que el engaño no me sea indiferente,
si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden fácilmente.
Sólo le pido a Dios
que el futuro no me sea indiferente,
Desahuciado está el que tiene que marchar
a vivir una cultura diferente
En el titular del día de la fecha, escrito por el periodista Gabriel Bermúdez, leí con estupor que los argentinos «invadimos» las Malvinas. Creo que en fuerza de verdad, si la publicación en el diario de su dirección quiere ser coherente debería haber titulado, por ejemplo, lo siguiente «arrestan al marino que comandó la invasión a las Falkland Islands».
Esa tierra Sr. Director, y mal que le pese a algunos derrotados por la vida, nos pertenece, están ocupadas por invasores. Así que mal podemos los argentinos haber «invadido» una parte de nuestra propia Patria.
Tal vez, si esa fue la intención, pueda sacar provecho profesional de lo que hoy sucedió: cuando algún empleado suyo escriba una nota sobre los acontecimientos históricos de los años 1806 y 1807, dele instrucciones de dejar muy en claro que los patriotas ingleses tuvieron que soportar el ataque injustificado de los usurpadores que ocupaban Buenos Aires, piratas tales como Liniers, para dar un nombre.
Y cuando por ejemplo publiquen una crónica de la Vuelta de Obligado, o de Quebracho, San Lorenzo, Tonelero, escriban que las fuerzas civilizadoras anglo-francesas se vieron también ferozmente atacadas en su pacífico devenir por aguas de su propiedad por salvajes atrasados y sanguinarios.
Poco ayuda este tipo de titulares en su prestigioso diario, Señor Director, a dar claridad a las mentes de nuestros jóvenes, por el contrario, deja al argentino como agresor a su propio territorio, ¿o es acaso el objetivo inculcar en el lector el concepto de que la soberanía de las islas le corresponde a Gran Bretaña?
Con esto sólo se contribuye y mucho a confundir y mezclar episodios y actitudes de nuestra historia reciente; no es racional mezclar en una misma nota o titular los hechos probados de determinado grupo durante la represión en la dictadura que los acontecidos de la Gesta Malvinas. Y le soy franco: no creo que sea una actitud impensada. Le pido que se sincere, sea franco, por favor: ¿Entre su gente existen agentes británicos, o simplemente son traidores gratuitos?
Con motivo de celebrar este año el vigésimo cuarto aniversario de la gesta de Malvinas, conviene difundir la verdad de lo ocurrido en la guerra y no dejar pasar afirmaciones que inducen a la confusión o a la duda. Los errores y debilidades propias deben ser reconocidos, pero no debe permitirse la diatriba ni la calumnia sobre las reales motivaciones de una guerra que la Argentina no provocó imprudentemente y que una vez desatada supo afrontar con entereza.
El tiempo transcurrido y la multiplicidad de opiniones discordantes producen confusión y lleva al desaliento. De allí la necesidad de un análisis integral, que revise los conceptos vertidos por dirigentes que critican la decisión misma de ir a la guerra:
– Morales Solá: “Galtieri… imaginó que la ocupación militar de las islas Malvinas oxigenaría el régimen y que él mismo podría proyectar una larga duración en el poder”.
– El Gral. Balza: “Fue un desatino” (Clarín, 2-4-98.
– Di Tella: “La derrota en las Malvinas produjo la felicidad de la democracia”.
– Angeloz: “La funesta idea de un general borracho” (junio 88, en campaña presidencial).
1) Comienzo de la guerra: el incidente de las islas Georgias
Casi simultáneamente con la asunción del General Galtieri, como Presidente de la República Argentina, el embajador británico autorizó el viaje a las Georgias de Sur del empresario argentino Davidoff, que contrató con la Compañía escocesa Salvensen para desguazar una estación ballenera en esas islas. El contrato molestó al gobernador Hunt, vinculado al Comité de las Islas Malvinas (lobby), pues:
– en junio 82 la Oficina Investigaciones Antárticas británica abandonaría las Georgias (Gritviken)
– el único buque de la marina, rompehielos Endurance, dejaría el área en mayo l982
– los obreros argentinos con contrato hasta el 84 serían la única presencia en las islas.
Davidoff, habiendo notificado a la embajada británica, salió el 16-12-81 en el rompehielos Almirante Irizar para inspeccionar el lugar que debía desmantelar, llegando a puerto Leith el 20-12 (Informe Franks, 161/259); allí inspeccionó las estaciones balleneras, un dique seco abandonado, tanques, calderas, tuberías, todo eso material recuperable para ser vendido como chatarra.
El negocio era apetecible; se estimaba que existían alrededor de 35.000 toneladas de hierro y acero que podían arrojar un ingreso de 7 millones de libras, correspondiéndole a Salvenson 115.000 como compensación. Es poco razonable pensar que un comerciante como Davidoff arriesgaría la oportunidad de su vida, por cometer un acto de provocación.
El 31 Hunt recomendó iniciar un procedimiento contra Davidoff; la cancillería (Foreign Office) respondió que no iniciara un procedimiento y si Davidoff solicitaba autorización se le debía conceder.
El 9-3 Davidoff informó a la embajada que 41 trabajadores viajarían (11-3) en el Bahía Buen Suceso, que era un transporte de la Marina, dedicado a operaciones comerciales, y en el que no había personal militar ni armas de guerra (llegaron el 19-3).
La segunda cuestión a dilucidar es quién provocó el incidente que originó la guerra. El gobernador de las Malvinas aseguró que los ingleses de la base científica se enteraron de la presencia argentina al escuchar disparos de armas de fuego, utilizadas para cazar renos, y que habían izado una bandera argentina. Si esto fuera cierto, no cabría duda que la provocación fue argentina. Sin embargo, los obreros atestiguaron que cuando desembarcaron, ya ondeaba la bandera en el lugar. Otra bandera que llevaban ellos, aún se encontraba a bordo del buque. Pero ocurre que, según el diario de la agencia antártica británica, capturado el 3-4 en Grytviken, fueron el día 18 de marzo a “buscar argentinos a Leith”, lo que coincide con el hecho de haber encontrado en Bahía Buen Suceso a tres ingleses, al arribar el buque. Es evidente entonces, que la bandera fue colocada por ellos. En el mismo diario citado, figura esta frase: “Al fin se va el Isatis (yate francés) que volvió ayer puesto que los helicópteros del Endurance lo sobrevolaron para chequearlo. Los otros franceses se están convirtiendo en una peste, ya están disparando sus rifles en Grytviken y matando ciervos. Estamos disgustados y no podemos expresar la animadversión general que provocan sin recurrir a malas palabras. Digamos que no están actuando con propiedad” (17/3/82). (1)
Fueron, por lo tanto, dichos franceses los que dispararon y no los argentinos, y no existió por parte de las autoridades nacionales intención de comenzar la guerra.
Mientras tanto, el 21 zarpó el Endurance, embarcando 21 infantes de marina, y el comandante de la base británica informó a los trabajadores que su presencia era ilegal, pues no habían sellado las tarjetas blancas (Acuerdo de Comunicaciones/71). Desde el día 23 el Endurance estaba anclado en Grytviken, a la espera de órdenes.
El Canciller argentino, Dr. Costa Méndez, pidió que la expulsión se revocara si Davidoff ordenaba a sus empleados completar la formalidad de ir hasta Gritviken y hacer sellar las tarjetas. El embajador estuvo de acuerdo, pero Hunt sostuvo que las Georgias no estaban incluidas en el acuerdo de 1971 y que debían sellarse los pasaportes. Costa Méndez respondió al embajador el 28 que los trabajadores deben permanecer en Georgias pues se les ha otorgado la documentación idónea. También insistió en que las Georgias estaban explícitamente comprendidas en el Acuerdo de 1971, cosa que los británicos habían reconocido en la reunión de Nueva York celebrada un mes atrás.
Cabe destacar que la presencia de estos argentinos no representaba ninguna amenaza: primero, porque no eran militares, y la segunda porque en Georgias no había población, sólo estaba en personal de investigaciones antárticas y en otra zona. Fueron los propios británicos quienes convirtieron el asunto de las Georgias en un incidente.
El 29, la primera ministra Margaret Thatcher y decidió el envío de un submarino nuclear a la zona de conflicto. El 30 la situación comienza a descontrolarse; en Londres el ministerio de Defensa decide duplicar el numero de infantes de marina de la guarnición de Malvinas, y confirma la orden de enviar un segundo submarino nuclear. Ese mismo día el embajador recibió un mensaje para el Canciller que procuraba solucionar el conflicto, pero el embajador sugirió que se retuviera el mensaje un par de días esperando la reacción de Estados Unidos, y fue entregado recién a la tarde del 31, esas 24 horas fueron decisivas pues esa misma noche un informe de inteligencia indicaba al gobierno ingles que se había fijado el 2 de abril para iniciar operaciones bélicas. Ante tanta precisión en la información, puede deducirse que ya contaban con los datos satelitales norteamericanos.
2) Causas
Se ha sostenido reiteradamente que las Fuerzas Armadas llevaron al país a la guerra por una necesidad de mejorar su imagen y mantenerse en el poder. Recordemos, sin embargo, que Galtieri asume el 22-12-81, cuando la Multipartidaria ya estaba formada, pues se habían previsto las elecciones y entrega del poder en marzo de 1984. Si hubiera sido una decisión arbitraria, no se explica la reacción de la opinión pública que, según encuesta de Gallup (Clarín, 1-5-82), en un 90 % apoyaba la defensa de Malvinas por la fuerza. También la Multipartidaria manifiesta (10-4) total respaldo al gobierno. El propio Dr. Angeloz, que más tarde emitió la crítica que señalamos, el mismo 2 de abril afirmaba en un comunicado con su firma: “Hace a su hidalguía en esta oportunidad manifestar su solidaridad y su argentina complacencia por la recuperación de las islas Malvinas y las Georgias del Sur” (La Nación, 29-7-88). Asimismo, la Comisión coordinadora de la colectividad británica apoya al gobierno, “que siempre se ha identificado con buscar una solución pacifica al diferendo sobre las Malvinas”. Por su parte, Ernesto Sábato, declaraba en Radio Nacional de España: “No se engañen en Europa. No es una dictadura la que lucha por Malvinas, es la nación entera” (Busser, 261).
En cambio, en Inglaterra, la situación era la siguiente. El partido Conservador, en el gobierno, tenía 75 % de imagen negativa. La Marina Real, había quedado en situación de inferioridad, pues al obtener de EU el sistema misilítico Trident, en reemplazo al Polaris, era condicionada en la OTAN al combate antisubmarino. Estaba vendido el portaaviones Invencible, y el buque Endurance dejaba el Atlántico sur. Debe computarse, asimismo, la actitud del Gobernador Hunt y del lobby Falklands, que presionaban por una actitud enérgica contra la Argentina.
Tengamos en cuenta que el 30 de marzo, el encargado de negocios argentino en Londres, informó que la televisión inglesa dio la noticia del envío de 2 submarinos nucleares clase Hunter Killer; uno de ellos había zarpado el 25 desde Gibraltar (noticia confirmada por el New York Times), y que interpretaba que el gobierno había optado por un endurecimiento frente al caso Georgias. A su vez, en el informe Franks (230), se incluye una evaluación al 30 de marzo, estimando que el desembarco en Georgias no había sido planificado por el Gobierno argentino. No cabe dudas entonces que la decisión de llegar al enfrentamiento bélico surge de la actitud británica, artificialmente intransigente.
El gobierno argentino no podía aceptar las exigencias de desalojar a los obreros de Davidoff que estaban cumpliendo un contrato legalmente formulado, ni obligarlos a presentar sus pasaportes, pues:
– estaban en un territorio en disputa
– se habían cumplido todas las formalidades establecidas
– admitir el uso de pasaportes era aceptar la pretensión británica de soberanía sobre las islas Georgias.
Si nuestro país hubiera tolerado el desalojo por la fuerza, o hubiera accedido a evacuar a los obreros bajo amenaza, o hubiera aceptado el visado de pasaportes, ello habría significado una verdadera abdicación del derecho de soberanía sobre el Atlántico sur, por aplicación de la doctrina conocida como “stopell” (reconocimiento tácito de derechos).
Ya no había alternativa válida para la Argentina.
3) Justificación
La decisión de ir a la guerra no fue sorpresiva ni caprichosa, se produjo un agravamiento progresivo que la hizo inevitable. Durante muchos años nuestro país se prestó a las negociaciones; el agosto de 1968 el Reino Unido en un memorandum llegó a afirmar que reconocería la soberanía argentina en fecha a convenir. En 1971 se firma el Convenio de Comunicaciones. En junio de 74 el embajador ingles a cancillería manifiesta la disposición a compartir la soberanía, opción que el presidente Perón estaba dispuesto a aceptar.
Pero en 1975 se produce un cambio de actitud, debido al informe Grifith que revelaba la existencia de cuencas petrolíferas en el área Malvinas. En 1976, unilateralmente, Gran Bretaña envía la misión Shackleton de exploración, que provoca la reacción de la Cancillería el 2-1-76 (gobierno constitucional: Sra. de Perón): advirtiendo que “su gobierno, juntamente con las FFAA… actuarán sin precipitación, pero con toda la persistencia, la prudencia y la energía que sean necesarias para lograr justicia.” El 13 se produce el retiro de embajadores y el 4-2 el destructor Storni efectúa disparos de advertencia.
Ya durante el gobierno militar, y ante la ausencia de avances diplomáticos, el gobierno propone (1-3-82) reuniones mensuales, advirtiendo que desea una pronta solución y que mantiene el derecho a elegir libremente el procedimiento que mejor consulte a sus intereses.
Por lo tanto, cuando se produce el incidente de las Georgias, la Argentina se vio obligada a ejercer el derecho a la legítima defensa, previsto en la Carta de las NU, art. 51, en caso de ataque armado, hasta tanto el Consejo de Seguridad tome las medidas adecuadas para mantener la paz. El Fiscal de la Cámara Federal, que juzgó a los Comandantes en Jefe, afirmó que: “La Argentina, pues, no agredió, fue agredida”; concepto ratificado por la Cámara en su pronunciamiento.
También el Catecismo de la Iglesia Católica (p. 2308) reconoce que una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico no se podrá negar a los gobiernos el derecho de legítima defensa, si bien detalla varios requisitos. En este caso – como ha demostrado el filósofo Caturelli – se dieron todos los requisitos para considerarla una guerra justa (CIC 2309).
El plan no fue irracional. Como es normal en todas las fuerzas armadas, en base a las hipótesis de conflicto, el Estado Mayor prepara planes para el caso de tener que utilizar la fuerza. Por ejemplo, GB tenía ya en septiembre/81 su Plan de Contingencia para el caso que la Argentina optara por la vía militar. En ese plan se estimaba que el tiempo de navegación de la flota sería de 20 días, con el inconveniente que el envío de la flota podía provocar o precipitar la acción que se quería disuadir: eso fue exactamente lo que ocurrió.
La Junta Militar argentina, el 23-3 analizó los estudios efectuados por una Comisión de Trabajo formada por el General Gracia, Almirante Lombardo y Brigadier Plessl, designada en el mes de enero, aprobando un Plan de Campaña tentativo, aunque no se fijaba ninguna fecha. Recién el 30-3 ante el ataque inminente, se fijó el día D para el 2-4.
El propósito de ocupar las islas no era el de iniciar una escalada bélica, por el contrario, se buscaba forzar a una negociación seria, y en caso de surgir un gesto de buena voluntad antes de la ocupación se anularía la operación. La misma debía ser incruenta, y una vez finalizada, quedaría en las islas una pequeña guarnición.
Se preveía que las negociaciones tendrían el apoyo de las Naciones Unidas y de Estados Unidos; esto último no era una suposición ingenua: en la noche misma del 2-4 hubo una cena en la embajada argentina en Washington, a la que asistieron la embajadora Kirkpatrick, la plana mayor de la secretaría de Estado, y jefes militares, a tal punto que el embajador británico dijo que era un agravio para su país.
Con respecto a la posibilidad de que las NU exigieran un acuerdo, había varios antecedentes; el más relevante fue la ocupación por Nasser (Egipto) del Canal de Suez, en 1956, presionando el organismo internacional para que Gran Bretaña y Francia no atacaran a Egipto, que desde entonces quedó con el canal.
Otro antecedente destacable es que en diciembre de 1976, 6 años antes de la guerra, la marina instaló un observatorio en las islas Thule (Sandwich), y GB sólo envió una nota de protesta, sin tomar ninguna otra medida.
4) Resultado
No era inevitable la derrota. Según el Instituto de Estudios Estratégicos de Londres, hasta el 13 abril, la Argentina tuvo posibilidad de triunfo. Cambia el panorama, por la ayuda de EEUU. Aun así, los ingleses sufrieron las pérdidas más grandes desde la 2da. Guerra.
Debe entenderse que el conflicto era político, y no se pretendía una confrontación total, por eso era posible para la Argentina lograr el objetivo que se había fijado. Además, era una obligación patriótica actuar en defensa de los intereses nacionales. En el fallo de la Cámara Federal que juzgó a los Comandantes, en noviembre de 1988, se reconoce que: “Asiste razón a las defensas cuando sostienen lo mezquino que puede resultar vincular la decisión de participar en un combate evaluando previamente la entidad del contrincante. La necesidad política de responder a las agresiones que afectan la subsistencia del Estado, pasa por el imperioso deber de asegurar la respuesta al avance del enemigo.”
La guerra terminó cuando el Gral. Menéndez, gobernador de Malvinas, firma el Acta de Rendición ante el Gral. Moore; antes de firmar, tachó la palabra incondicional que figuraba en el texto, y recién firmó. La verdadera rendición incondicional fue posterior, y decidida por gobiernos constitucionales.
5) Consecuencias
Es falso que la guerra perjudicó los derechos argentinos. En noviembre de 1982, la Asamblea General de NU, por resol. 37/9, declaró:
– el mantenimiento de la situación colonial en Malvinas es incompatible con los ideales de las NU;
– reafirma la necesidad de respetar los intereses de los habitantes (no de los deseos);
– pide reanudación de negociaciones por la soberanía.
Esta resolución fue aprobada con el voto de EEUU y reiterada en 1983. En 1990 (20-10) la Unión Interparlamentaria Mundial, con delegados de 112 países, consideró a la cuestión Malvinas una situación colonial. En 1996, la cumbre de Presidentes del Mercosur respaldó a la Argentina, y en 1998, también la OEA manifiesta su respaldo en la reunión de Lima.
Por su parte, en el informe Kershaw, elaborado por iniciativa del Parlamento británico, en 1983, se reconoce que: “problemas sustanciales diplomáticos, militares, financieros y económicos, seguirán enfrentando a GB y las islas Falklands a menos o hasta que se logre un acuerdo negociado de la disputa con la República Argentina”. El mismo informe reconoce que “el peso de la evidencia es más favorable al título argentino”.
La Constitución Nacional, en la reforma de 1994, en su Primera disposición transitoria, ratifica para la Argentina su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas, y que la recuperación es un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.
6) Verdadera rendición
Es debida a una actitud política y cultural de una parte considerable de la dirigencia argentina, que no ha vacilado en efectuar propuestas incompatibles con la Constitución Nacional:
– Escudé: reconocer a los kelpers el derecho de autodeterminación, con soberanía compartida en el mar (Clarín, 2-7-92).
– Menem: soberanía compartida, “que flamee la bandera argentina en las islas, por ejemplo, con la bandera inglesa, ya es un paso adelante” (Nac, 30-12-96).
– Di Tella: conviene adoptar el modelo Hong Kong (Nac, 22-9-89).
– Vanossi: Estado confederado a la Argentina con derecho a secesión (Nac, 27-7-93).
La rendición diplomática se instrumentó con dos tratados, aceptados por el gobierno del presidente Carlos Menem, sobre la base de la fórmula del paraguas, consistente en postergar indefinidamente el debate sobre la soberanía de las islas, mientras se acuerdan cuestiones económicas, que sólo benefician a Gran Bretaña. Por ello afirmaba el profesor Ricardo Paz, que el paraguas es un instrumento aceptado por las autoridades argentinas para facilitar a los ingleses el goce pacífico de la usurpación.
Por el primer tratado, de febrero de 1990, celebrado en Madrid, ambos países decidieron restablecer relaciones diplomáticas. Gran Bretaña dispuso cancelar la llamada Zona de Protección militar, en torno a las islas, pero reemplazarla por un sistema de información entre las Fuerzas Armadas, en un área similar a la anterior, y pese a declararse haber cesado las hostilidades. Como única explicación para tamaña concesión, el entonces canciller, Dr. Cavallo, declaró en la Cámara de Diputados (29-3–90): “hubo una guerra y la Argentina la perdió”. El profesor Baquero Lazcano calificó, por eso, a este tratado de rendición incondicional.
El segundo tratado, fue celebrado en septiembre de 1995, en Nueva York, y es un acuerdo sobre hidrocarburos en la zona de Malvinas. Establece una zona de 21.000 km2, donde las regalías petroleras serían a partes iguales (6 % para cada país); en la superficie restante (40.000 km2), el beneficio no será equitativo: 3 % para Argentina, 9 % para Gran Bretaña. Estos datos no están consignados con claridad, sino que surgen de la interpretación efectuada por los especialistas, ya que el Canciller Di Tella manifestó crípticamente que el tratado incluía: cosas escritas, cosas no escritas, y cosas deseadas. Lo escrito es un tratado, al igual que el de Madrid, aunque en ambos casos se los haya denominado declaraciones, para eludir la aprobación del Congreso.
El acuerdo petrolero contiene una trampa, iniciada en el tratado de Madrid, donde se incluyó un mapa de la Zona de Conservación Pesquera, de 150 millas en torno de las islas, fijada unilateralmente por Gran Bretaña. En ese mapa aparece un segmento recortado que fija de hecho una delimitación marítima entre Estados colindantes. En el segundo tratado, esta línea media indica las dos áreas especiales creadas para la explotación de hidrocarburos, configurando un stopell -reconocimiento indirecto de derechos-, que implica cerrar el paraguas y admitir tácitamente la soberanía británica sobre las islas, limitándose la Argentina a aceptar una parte de los beneficios económicos derivados de la explotación del petróleo en el Atlántico sur.
7) Situación actual
La mejora en lo que respecta a Malvinas dependerá de dos factores: patriotismo y eficiencia. El patriotismo no es un simple sentimiento, es una actitud racional y moral de defensa integral de lo propio. Es preciso, también, el estudio sistemático y profundo de los problemas nacionales, desde una actitud patriótica. Lamentablemente, en la política exterior argentina, han estado ausentes en últimas décadas, tanto la eficiencia profesional como el patriotismo. Una de las acciones pacíficas que recomiendan los expertos es solicitar a la Corte Internacional de Justicia una opinión consultiva sobre la obligación del Reino Unido de negociar la controversia por la soberanía, cumpliendo la reiterada exhortación efectuada por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En última instancia, siempre es cierto lo que afirmaba Juan Pablo II: “Un pueblo es débil si acepta su derrota y si olvida el mandato de estar despierto cuando llegue su hora”.
(1) Virginia Gamba: “El Peón de la Reina”, Buenos Aires, Sudamericana, 1984, pág. 124-133.
Bibliografía
– Franks, Honorable Lord. “El servicio secreto británico y la guerra de las Malvinas”; Mar Dulce, 1985, 157 pgs.
– Cerón, Sergio. “Malvinas: ¿gesta heroica o derrota vergonzosa?”; Sudamericana, 1984, 344 pgs.
– Gamba, Virginia. “El peón de la Reina”; Sudamericana, 1984, 207 pgs.
– Busser, Carlos. “Malvinas, la guerra inconclusa”; Fernández Reguera, 1987, 462 pgs.
– Costa Méndez, Nicanor. “Malvinas: ésta es la historia”; Sudamericana, 1993, 334 pgs.
– AAVV. “Malvinas hacia el futuro”; Revista Militar, Nº 742, Enero / marzo 1998.
– De Vita, Alberto. “Malvinas/82, cómo y por qué”; Instituto de Publicaciones Navales, 1994, 271 pgs.
– Mayorga, Horacio. “No vencidos”; Planeta, 1998, 382 pgs.
– Silenzi de Stagni, Adolfo. “Política petrolera y la cuenca Marina Austral”; Centro de Estudios Gral. Mosconi, 1981, pgs. 2/3.
– Lanus, Archibaldo. “De Chapultepec al Beagle”; Hyspamérica, T. II, 1986, pg. 202.
– Pinto, Mónica. “Islas Malvinas / Falkland, Georgias y Sandwich del Sur: algunas consideraciones relativas a los hidrocarburos”; en: Boron-Fandez (comp.). “Malvinas hoy: herencia de un conflicto”; Puntosur, 1989, pg. 138.
– Rizzo Romano, Alfredo. Revista Línea, marzo/1990, pg. 37.
Nunca revelaron combates continentales en guerra de Malvinas
31 de marzo de 2011 • 16:53
Un grupo de más de 400 veteranos que combatieron durante la guerra de Malvinas reclaman con un campamento instalado en el centro de la Plaza de Mayo desde hace tres años, que se los reconozca como ex combatientes, cosa que no pasa porque según los informes militares nunca combatieron en las islas.
Ellos dicen que los informes mienten, porque hubo varios combates en el continente que nunca salieron a la luz y donde murieron 14 soldados argentinos, compañeros de los acampantes, que sí fueron reconocidos por el Estado, figuran en los libros y placas históricas, pero como muertos en las islas y no en los enfrentamientos donde efectivamente perdieron la vida y que tenían como objetivo destruir las escudrillas aero navales que los argentinos tenían en Río Grande para que se abastecieran los aviones que mandaban a las islas.
Además de injusto, también suena raro el no recopnocimiento. “A Malvinas fueron unos catorce mil soldados, a las islas, pero la verdad es que sólo unos tres mil entraron en combate, pero todos recibieron los beneficios… ¿Por qué nosostros no?”, contó a Terra Eduardo, uno de los acampantes.
Día Nacional del Agua
Hoy se celebra el día Nacional del Agua, tratando de despertar una conciencia racional sobre la importancia del agua.
El 31 de Marzo es el día Nacional del Agua instituido por la Resolución Ministerial Nº 1630 del año 1970, para despertar una conciencia racional sobre la importancia, el uso y aprovechamiento de los recursos hídricos del país.
El agua es un recurso renovable, limitado, frágil y vulnerable. Solo el 3% de agua del mundo es dulce, es decir apta para el consumo humano. Pero sólo el 0,003% es potable.
Las represas del país cumplen diferentes propósitos, entre ellos, se pueden mencionar: proveer agua para el consumo tanto humano como industrial, transformar en áreas cultivadas aquellas regiones que eran verdaderos desiertos, producir electricidad a partir de la energía hidroeléctrica –energía limpia y renovable -, y promover el turismo y esparcimiento a través del uso recreativo de los embalses. La conciencia y racionalización del agua es fundamental para la vida de todos.
Es por eso, que los alumnos de 5to y 6to Grado del Colegio La Merced llevaron adelante una campaña de concientización sobre el uso del agua en la Plaza Roca. Esta actividad se enmarca dentro de las actividades institucionales previstas dentro del área de Ciencias Naturales para el año 2011. Se destaca que las mismas deberán poseer un grado de significatividad mayor y para lograrlo el operacionalizar el mismo en actividades prácticas como salidas pedagógicas es una de las opciones.
Los alumnos llevaron adelante la campaña desde las 16hs hasta las 17 en las que se entregaron folletos, calcomanías con motivos y mensajes concientizadores. También se realizó marchas alrededor de la plaza con pancartas con sugerentes mensajes que los transeuntes no dejaron de mirar. Finalmente los alumnos al finalizar las actividades reflexionaron sobre lo trabajado y los aprendizajes realizados.
Coincidentemente con las personas de la plaza los docentes Fernando Dehaes como Pablo Jeremías Ramírez Rigo destacaron el compromiso y labor de los alumnos, así como el apoyo recibido por parte del equipo directivo, el Colegio y organizaciones municipales.
Se celebra hoy el Día Nacional del Agua
31 mar 2011
Desde 1973, Argentina instauró el Día Nacional del Agua, que se celebra hoy, y que en palabras del director y profesor de la cátedra del Agua de la Universidad Nacional de Rosario, Aníbal Faccendini, debería servir como una jornada de meditación y del asombro “sin el cual es imposible el respeto a la naturaleza”.
Abordar el agua desde el punto de vista cultural no solo es una interpretación novedosa y esencial del tema, sino que plantea una nueva concepción del hombre frente a la naturaleza, tal como lo define el director de la Cátedra del Agua de la Universidad Nacional de Rosario –la primera en su tipo en América Latina-, Aníbal Faccendini.
En una jornada como hoy, en que se celebra en el país el Día Nacional del Agua, los argumentos interdisciplinarios que se plantean desde ese ámbito académico adquieren especial interés y ubican la cuestión en su punto central, esto es, que el agua es un derecho humano esencial.
“En nuestra cátedra se aborda la problemática del agua en su carácter supradisciplinario, dado que el agua no respeta disciplinas, por eso la cátedra del Agua es un espacio único creado a fines de 2008”, dijo Faccendini en declaraciones a Télam.
Kant, Hegel y Leonardo Boff, entre otros, se entremezclan en la charla donde el objeto de estudio está puesto en la cultura y en la necesidad de un cambio de paradigmas, para ubicar al sujeto en su verdadera dimensión.
“Tenemos que constituir otro sujeto, no el de la conquista de la naturaleza, sino aquel que acompañe a la naturaleza. Por eso es trascendente el asombro, porque sin asombro es imposible el respeto por la naturaleza”, precisó.
El desarrollo de estas ideas puede encontrarse con amplitud en el libro: “Agua y saneamiento; Derecho humano esencial; El bien común”, de reciente publicación por parte de la Universidad Nacional de Rosario.
Esta argumentación teórica deviene de los datos que reflejan la realidad de un planeta donde el 71 por ciento de su superficie está cubierto por agua, aunque sólo el 3 por ciento es agua dulce.
En un mundo donde el consumo de agua se ha triplicado en los últimos 50 años, y en el que en los últimos 25 años ha visto disminuir también el 50 por ciento la disponibilidad del esencial recurso, es imprescindible un marco teórico que ayude a pensar y revertir la situación.
“De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente unas 7 millones de personas no acceden al agua apta para el consumo. Debemos empezar a reconocer la memoria del agua”, señaló Faccendini.
“Por ello, y porque unas 200 personas mueren por hora en el mundo a causa de este problema, es que tenemos que empezar a meditar, y este es un buen día para hacerlo, en que el agua es un bien común universal, que no es ni más ni menos que la promoción y expansión de la vida”, precisó.
En tal sentido, y porque “el agua viene a dar vida”, según argumenta el especialista, es que hay que “empezar a valorar las ausencias y no las presencias”.
Faccendini alentó romper con la cultura del dinero y la acumulación, con que todo tiene que mutarse en negocio. “La que pone el límite es la naturaleza, pero debemos ayudarla. Hay que ponerle un límite al mercado”, aseguró.
El director de la cátedra del Agua negó que se tratara de una vuelta a la Edad Media, “algo que nadie está planteando”, sino que por el contrario, es la posmodernidad y su ilimitado espíritu de consumo la que va a llevar el mundo hacia la prehistoria.
Para evitarlo, Faccendini plantea tres conceptos básicos: la gobernabilidad hídrica; el biocidio y el delito de lesa naturaleza.
“Se trata de una innovación sociológica, sobre todo en lo referente a los delitos de lesa naturaleza, que yo los equiparo a los de lesa humanidad. Esto viene a romper con la cultura del dinero y la acumulación. Son imprescriptibles, tienen un impacto en la vida y van camino hacia la armonía”, añadió.
Fraccendini planteó asimismo la posibilidad de la mundialización del concepto a partir de las Naciones Unidas, e insistió en la necesidad de trabajar en la prevención más que en la remediación. Todas reflexiones necesarias y oportunas en un día como el de hoy.